Author: Xabi Otero
•4:33 PM
Zeus tuvo que respetar su palabra. Nada podía hacer para cambiar la decisión que había tomado: que la división que Prometeo hiciera del animal establecería las normas para todos los sacrificios que se llevaran a cabo en adelante. Sin embargo, el rey de los dioses sí podía vengarse tanto de los seres humanos como del titán, tan amigo de ellos como para implantar una nueva regla. A ningún ser humano le estuvo permitido desde entonces utilizar el fuego. No podían calentarse con el fuego, ni fundir el metal en la forja, ni cocinar. Si a los dioses se les iba a negar en el altar la comida cocinada, a los mortales se les negaría en la mesa.

Prometeo escaló el monte Olimpo en secreto y robó el fuego a los dioses. Hay quien afirma que Atenea le ayudó en el empeño, puesto que siempre favorecía la inteligencia y la astucia. Él guardó el fuego en un junco hueco o bien en un tallo de hinojo mientras descendía hacia el mundo de los mortales. En todas partes entregó el regalo del fuego a los humanos. Pronto hubo tantos fuegos en tantos hogares que los dioses jamás consiguieron sofocarlos todos. Prometeo había otorgado a la humanidad uno de los más grandes dones de la civilización.
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2 comentarios:

On March 2, 2010 at 2:45 AM , Anonymous said...

no le entiendo por que yo saque una leyenda del robo de fuego y decidi meterme a google y buscar el robo del fuego pero me aparece otra cosa aqui

 
On March 2, 2010 at 6:48 PM , Xabi Otero said...

holaaaaaaaaaaam?