Author: Xabi Otero
•12:52 PM
I've just been in this country for almost a week. The places I've visited are Rome (together with Vatican city) and Florence (Firenze).

Firstly, I'm going to speak about Rome. This famous city is a great monument itself, although there are so many things to protect there's not enough money to do so, and consequently, a considerable amount of interesting places aren't very well preserved. Moreover, I have to say that it was such hot weather I couldn't enjoy all the places I was exploring and in addition, it is undoubtely quite a chaotic city (with lots of cars driving along roads without lanes, at a significantly high speed). What I did enjoy was all the monuments and museums I was able to visit (Colosseo, Musei Vaticani, The Roman Forum...). These are places where all the lessons we learnt at school about Roman history come to life and make you think how poweful that empire was.

After spending some days in Rome, I went to Florence. Despite being a very touristic city as well, I feel it's not the same thing at all. You can walk down the streets in this city without being worried about trafic, as most of the streets in the city centre are pedestrian walkways. So in comparison with Rome, this is definitely an important advantage that made me prefer this city to the Italian capital. Besides, its cuisine is far better, with tastier vegetables, spices and herbs that accompany all the dishes. As for the monuments, personally I found them much more impressive than the ones in Rome, but it's just due to my personal likes. Buildings such as Duomo, Santa María Novella or Baptisterio are amazing, very different from the ones I'm used to observing. And I can't forget to mention the "Palazzo Vechio", which has a great collection of works of art which represent surprising episodes of the astonishingly rich Classical Mythology (I had a wonderful time seeing all the pictures in the palace, even if I'm not keen on art at all). Finally, I want to mention the beautiful Mediterranean landscape I was able to see from the hill, which contains a very different type of forest (at least, I'm not used to seeing this sort of forest, but the Atlantic one) with species such as olive trees or holm oaks.

All in all, I want to say that Rome is a great city, but due to the weather, the touristic character and the noisy traffic, I didn't like it as much as I thought. However, I didn't exepct to love Firenze and I actually did, because I found the buildings much more appealing and due to the little traffic, the city is a lot quieter. If I had the chance to come back to this country, I'd like to visit Florence again, since I didn't like art very much and it eventually developed on me a little interest in it.
Author: Xabi Otero
•1:52 PM
Y tras el mito, viene su interpretación. Y como sabemos, cada interpretación es diferente, por lo que voy a escribir lo que a mí me ha venido a la cabeza a medida que iba leyendo este interesante relato.

En primer lugar, cabe resaltar la similitud de este relato con la Odisea de Homero. En ambos casos, deciden emprender un sencillo viaje que acaba tornándose largo y complicado debido a la desobediencia o rebeldía hacia los dioses. En el mito irlandés, la desobediencia es hacia los druidas, pero al ser éstos representantes del ser supremo, viene a ser lo mismo. El viaje estará lleno de penurias en los dos relatos, arribando a lugares de características un tanto extrañas (si en esta historia nos hallábamos con caballos gigantes, con herreros asesinos, etc., en la Odisea nos hallábamos con cíclopes, Escila y Caribdis, etc.).

La similitud es evidente, lo cual debe ser motivo de reflexión. ¿Es posible que una copiara a la otra? Quizás sí, pero yo me inclino más a pensar que todo ello proviene de sociedades primarias en las que todos los fenómenos naturales eran explicados por fenómenos sobrenaturales. Es por ello que la sociedad estaba atemorizada y trataba de adorar a quienes regían todos los elementos naturales y que, por tanto, podían acabar con sus vidas cuando así lo decidieran. Por tanto, puede que no sea más que una mera coincidencia (probablemente en otras culturas también existan relatos similares; al fin y al cabo, en aquella época, los periplos dirigidos a explorar el mundo y el respeto hacia los dioses se repiten en multitud de culturas), o puede que todos los relatos de este tipo provengan de un mito original del que cada civilización ha hecho su propia versión (entre estos dos relatos, me parece que la Odisea es más antigua). Si alguien sabe algo sobre el tema, estaría bien que lo comentara.

Otro elemento que me ha llamado la atención está en relación con los geis. Recordemos que estos obligaban a Máel Dúin a llevar 17 tripulantes, pero él terminó por llevar a 20 al incluir en el barco a sus 3 hermanastros. Fruto de esa desobediencia de los geis, el sencillo viaje se convertirá posteriormente en una sucesión de fatídicas aventuras en las que sus vidas correrán peligro. Lo que más me ha sorprendido, personalmente, es comprobar como el momento del relato en que el terrible periplo va llegando a su fin es cuando los 3 tripulantes extra que Máel Dúin había llevado consigo (sus hermanastros) quedan abandonados en diversas islas para siempre. Sin duda, es un recordatorio a la población civil de lo importante que es acatar las normas impuestas por las diferentes divinidades.

Por otra parte, el ermitaño que aparece al final del relato menciona el número siete repetidas veces. Es un número claramente simbólico para esta civilización, pues simbolizaba las siete notas musicales, los colores del arcoiris, los cuerpos celestes del Sistema Solar (conocidos por entonces, por supuesto), los modos musicales...  La importancia de las notas y los modos musicales me hace pensar en la influencia de los griegos, por lo que la inspiración en la Odisea para la creación de este relato cobra fuerza en este momento. En cualquier caso, para los celtas, los siete sonidos de la escala musical se asociaban a los siete puntos energéticos del ser humano (los chakras) que los druidas denominaban Pacris (para más información, podéis investigar la página web que indico en el apartado de fuentes). En consecuencia, este número tampoco ha sido elegido arbitrariamente, sino que posee todo un trasfondo cultural que es interesante analizar.

Y nada más, si alguien tiene interpretaciones diferentes, son bienvenidas en los comentarios. Es así como una historia mítica se enriquece.


Fuentes: http://elretornodelawen.com/2012/04/30/95/
Author: Xabi Otero
•1:00 PM
En la siguiente isla había un puente de cristal donde una bella dama residía. Al ver a los marineros, ésta hizo sonar una campana que les sumió a todos en un profundo y pacífico sueño. Lo mismo ocurrió durante varios días y un buen día, los navegantes le pidieron ser la pretendiente de su jefe. Ella rechazó educadamente, pero le volvieron a insistir y ella prometió pensárselo. Al día siguiente todos aparecieron en el barco y la isla no volvió a ser avistada.

Dejando de lado una isla donde los pájaros hablaban con voces humanas, desembarcaron en un cercano islote habitado por un ermitaño. Era irlandés y la isla la creó él por medio de césped que trajo de su tierra natal, la cual fue creciendo año tras año. En ella vivían pájaros también, que eran las almas de sus hijos y que se encargaban de traerle comida al ermitaño. Decidieron quedarse varios días allí.

La siguiente isla tenía como pobladores a varios herreros gigantes que esperaban con ansia la llegada de los viajeros para poder comérselos. Máel Dúin descubrió sus intenciones y pudieron escapar sanos y salvos. En su próximo destino, vivía un pastor de bueyes con su rebaño, pero también habitaba un gran monstruo que moraba en los árboles y estaba preparado para saltar sobre su presa, así que decidieron no desembarcar allí. En la siguiente isla, los habitantes los tomaron por piratas o asaltantes, así que comenzaron a arrojarles nueces. Decidieron no quedarse allí, pero recopilaron gran cantidad de nueces como futuro alimento.

Llegaron entonces a una isla donde el agua atravesaba la isla de lado a lado formando un arco o arcoiris. Comprobaron que podían pescar desde aquel arco y recopilaron gran cantidad de salmones (símbolo del conocimiento para los celtas). En el medio del océano, posteriormente, hallaron un gran pilar rodeado de una enorme red, cuya malla era tan ancha que el barco pudo atraversarla. Uno de los marineros, Diurán, decidió cortar un trozo de la red para llevar a Irlanda una prueba de lo que estaban presenciando, y así después poder depositarlo en la capilla de la iglesia de Armagh.

En la siguiente isla, había un palacio en el centro, donde vivía una bella reina, cuyo marido había muerto. Además, la reina les comentó que en aquella isla no se podía envejecer ni caer enfermo, por lo que pasaron tres meses allí, durante los cuales la reina tuvo un romance con Máel Dúin. El caso es que los marineros querían volver a su tierra natal, muy al pesar de Máel Dúin, por lo que todos partieron de ese magnífico reino. Sin embargo, la reina lanzó un trozo de hilo a Máel Dúin, quien lo agarró, de tal manera que la reina los arrastró nuevamente al barco. Siguió haciendo lo mismo hasta que les obligó a permanecer allí por nueve meses más. Hartos de la reina, decidieron salir y cuando Máel Dúin agarró el hilo, Diurán le cortó la mano, de modo que por fin pudieron escapar de allí.

La próxima isla estaba ocupada por extraños árboles de frutos irreconocibles. Máel Dúin los probó y quedó sumido en un profundo sueño que se alargó hasta el día siguiente. Cuando despertó, dijo que no había comido frutos tan deliciosos anteriormente, por lo que todos los probaron. Más tarde, realizaron una mezcla de esos frutos con agua, para rebajar su poder adormilante.

En la siguiente isla, encontraron otro ermitaño que decía estar de peregrinación y permitió a los viajeros coger tantas provisiones como quisieran. A la mañana siguiente, presenciaron como dos jóvenes pájaros desplumaban a uno más viejo. Una vez finalizada dicha acción, el pájaro anciano se bañó en el lago y salió de él totalmente rejuvenecido y fortalecido. Así, Diuran decidió probar suerte y bañarse en el lago, tras lo cual permaneció joven y sano para el resto de su vida.

La próxima isla estaba ocupada por una pequeña ciudad, donde una muchedumbre de gente reía y se lo pasaba en grande . Se decidió que el tercer hermanastro de Mále Dúin exploraría la isla, pero al igual que ocurrió con los otros hermanos, no pudo abandonar su nuevo círculo y tuvieron que dejarlo atrás.

Encontraron después otro ermitaño, que les contó la siguiente historia:

Originario de la isla de Tory, trabajaba de cocinero en un monasterio, donde robó varios artefactos lujosos. Un día, tenía que enterrar el cuerpo de un pecador, y oyó una voz que le decía que no podía enterrarlo junto a los cuerpos de hombres sagrados. Lo enterró lejos del cementerio y construyó un curragh para sí mismo, y trató de navegar con todos los tesoros robados, pero una tormenta lo desvió y se perdió. Entonces, vio a un hombre de pie sobre el agua cuya voz era la misma que le había hablado en el cementerio. Ese hombre le explicó al ladrón que estaba siendo castigado por todos sus pecados y que si no hacía lo que el hombre sagrado le decía, acabaría en el infierno atormentado de por vida. Así pues, se deshizo en primer lugar de todos los objetos robados y recibió a cambio siete trozos de tarta y una copa de suero acuoso. Llegó a una roca, en la cual se subió y comenzó a crecer en altura. Allí sobrevivió durante siete años con lo recibido más el salmón y la leña que le traía una nutria a diario. Más tarde, la nutria dejó de traerle comida, pero siguió recibiendo a diario media tarta, un filete de pescado y una cerveza. El ermitaño pasó el tiempo rezando y haciendo penitencia por sus pecados y crímenes cometidos y así la roca creció hasta convertirse en una isla.

El ermitaño les dio a los viajeros la misma cantidad de comida todos los días y les comentó que regresarían sanos y salvos a Irlanda si Máel Dúin perdonaba al asesino de su padre.

Días después observaron un halcón típico de Irlanda, por lo que lo siguieron para retornar a su patria. Así, llegaron a la isla donde vivía el asesino del padre de Máel Dúin. El viajero perdonó al asesino y este último les preparó a todos una fiesta, a la vez que les obsequió a cada viajero con un regalo.

El fabuloso viaje de Maedlun es, sin duda, el modelo de lo que será más tarde el viaje de Bran y luego, según el cristianismo, el de San Brandán, cuyo nombre oculta tan poco a los dioses y héroes celtas.




Fuentes:

FUTTHARK, R. Historias misteriosas de los celtas.
http://www.timelessmyths.com/celtic/voyages.html
Author: Xabi Otero
•10:36 AM
Héroe de carácter solar, es el viajero más grande de Irlanda. Hijo de una druidesa que era hermana de la reina de Owenatch, la sacerdotisa decidió que su hermana la reina criara a Máel Dúin junto a sus otros 3 hijos.

Cuando Máel Dúin se enteró de que la reina no era su verdadera madre, conoció a su verdadera madre y llegó a informarse acerca del asesinato de su padre poco antes de que él naciera. Es por ello que decidió emprender un viaje para vengar la muerte de su padre, para lo cual los druidas le aconsejaron llevar consigo a 17 hombres. Una vez los hubo reunido, aparecieron sus 3 hermanastros y le pidieron a toda costa viajar con él (de lo contrario, irían nadando tras ellos y lo más probable es que se ahogaran). Muy a su pesar, debió llevar a los 3 familiares con él, por lo que llegó transgredir los tabúes (o geis) impuestos por los druidas. Por esta razón, él y su tripulación se vieron condenados a afrontar acontecimientos extraordinarios a lo largo del viaje.



Poco antes de llegar a la primera isla, oyeron las voces de dos hombres, uno de los cuales confesaba ser el asesino del padre de Máel Dúin. No obstante, no llegaron a embarcar en la isla, pues fruto de las desobediencias de los geis, el ser supremo los castigó con una feroz tormenta.

La segunda isla estaba habitada por hormigas gigantes, por lo que no llegaron a poner pie en ella. Tres días después, la comida escaseaba, pero por fortuna, arribaron a una isla de vegetación exhuberante. En ella vivían multitud de aves, por lo que los Máel Dúin y sus tripulantes mataron a muchos de estos seres para reponer sus víveres. Otros tres días más tarde, se toparon con otra isla en la que residía un enorme caballo con patas de perro, del cual decidieron escapar nuevamente.

Posteriormente, se encontraron con otra isla donde localizaron rastros de pistas para caballos y unas huellas de pezuñas realmente grandes. Alarmados, volvieron a embarcar y se alejaron rápidamente de la costa, con el tiempo suficiente para ver cómo hacían su aparición unos jinetes gigantescos (que parecían más demonios que jinetes) montados sobre caballos de dimensión equivalente. Una suerte igualmente mala los esperaba en la próxima isla, donde aparecieron criaturas similares a los caballos desgarrándose la piel y la carne mutuamente. Es por ello que tampoco llegaron a desembarcar allí.

La próxima isla que alcanzaron estaba totalmente rodeada de muros. Observaron a un monstruo sobre una plataforma de piedra haciendo su ejercicio diario. Cuando dicha criatura los observó huyendo de la isla, se enfadó y comenzó a arrojarles grandes piedras, una de las cuales agujereó el escudo de Máel Dúin y se depositó en la quilla del barco.

En la siguiente isla, avistaron árboles que tenían manzanas, lo cual se revelaba como algo positivo, ya que la comida volvía a escasear. Sin embargo, mientras se aproximaban observaron un animal semejante a los cerdos pero que parecía estar ardiendo en llamas. Por la noche, dicho monstruo se iba al interior de la isla a dormir, por lo que aprovecharon ese momento para recopilar tantas manzanas como pudieron.

Su próximo destino albergaba un gran palacio lleno de gatos, cuyas paredes estaban llenas de trofeos de oro y plata. En el comedor, había grandes cantidades de comida, por lo que Máel Dúin y sus compañeros comieron tanto como quisieron y pasaron allí la noche. Al día siguiente, el más mayor de los hermanastros sugirió que sería una buena idea robar algún trofeo a los gatos, pero Máel Dúin se lo desaconsejó inmediatamente. No obstante, su hermanastro desobedeció sus órdenes y cogió un trofeo. En cuanto tocó dicha pieza, todos los gatos se avalanzaron ferozmente sobre él y éste quedó reducido a cenizas.

En la siguiente isla matarían un cerdo para cómerselo y comenzaron a explorar la isla. Descubrieron así un río que fundió la punta de las lanzas de los tripulantes nada más tocar sus aguas. Asimismo, encontraron un gran pastor cuidando de un enorme rebaño, que les avisó de que no debían asustar a sus ovejas. Visto lo que había en la isla, optaron por embarcar una vez más.

La isla posterior estaba habitada por un molinero alto, que cultivó maíz y otras riquezas para ellos. Se identificó como el  Molinero del Infierno y les comentó que si no estaban satisfechos con sus posesiones, las trituraría.



Posteriormente, arribaron a otra isla donde moraba gente negra que estaban continuamente llorando. El segundo hermanastro de Máel Dúin fue enviado para investigar la isla, pero los llantos de los negros lo conmovieron y no pudo abandonar esa tribu nunca.

La siguiente isla estaba dividida en 4 zonas por unas murallas que se juntaban en el centro de la isla. Cada muralla estaba hecha de un material diferente (oro, plata, cobre y cristal) y albergaban población diferente también (reyes, reinas, jóvenes y doncellas, respectivamente). Cuando bajaron a la isla, las doncellas los acogieron y les ofrecieron comida y alojamiento. Despertaron tres días después en el barco y no quedaba ni rastro de la isla.

[to be continued... continuará...]

Fuentes:

FUTTHARK, R. Historias misteriosas de los celtas.
http://www.timelessmyths.com/celtic/voyages.html