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"Woody Allenen hitzetan Manhattanerako ikusmirarik ederrena da Brooklyngo zubiaren bestaldetik ikus daitekeena. Historia bitxia du zubiak: John Roebling, zubiaren diseinatzaileak, kaiko oinarrien eta transbordadore baten artean hanka harrapatu zuen planoak bukatu eta egun gutxira, gangrenaz hil zelarik handik hiru astera. Kuriosoena, ordea, zera da: ez zuela zertan hil beharrik, garai hartan gangrena sendatzeko bideak bai baitziren. Ordea John Roeblingek onartzen bide zuen tratamendu bakarra hidroterapia zen , eta hau alferrikakoa suertatu zen erabat. Roeblingen paradoxa dei geniezaioke honi: bizitza guztia jendea busti gabe alde batetik bestera ibaiak igarotzeko zubiak diseinatzen pasa zuen, eta berak hidroterapian, urak duen indar sendagarrian besterik ez zuen sinesten."
"En palabras de Woody Allen, lo más maravilloso que se puede ver en el puente de Brooklyng es lo que se ve desde el otro lado. El puente tiene una historia curiosa: John Roeblin, el diseñador del puente, se le atrapó la pierna entre la base y un transbordador del plano que había terminado y en pocos días, se murió de grangrena. Lo más curioso, sin embargo, es lo siguiente: no tenía por qué haber muerto, ya que en aquella época había medios para curar la gangrena. Pero el único tratamiendo que al parecer Roebling aceptaba era la hidroterapia, y resultó ser inútil. A esto podríamos llamarle la paradoja de Roebling: pasó toda la vida diseñando puentes para que la gente pasara de un lado a otro del río sin tener que mojarse y él, solamente creía en la hidroterapia, en la fuerza curativa que tiene el agua."
"En palabras de Woody Allen, lo más maravilloso que se puede ver en el puente de Brooklyng es lo que se ve desde el otro lado. El puente tiene una historia curiosa: John Roeblin, el diseñador del puente, se le atrapó la pierna entre la base y un transbordador del plano que había terminado y en pocos días, se murió de grangrena. Lo más curioso, sin embargo, es lo siguiente: no tenía por qué haber muerto, ya que en aquella época había medios para curar la gangrena. Pero el único tratamiendo que al parecer Roebling aceptaba era la hidroterapia, y resultó ser inútil. A esto podríamos llamarle la paradoja de Roebling: pasó toda la vida diseñando puentes para que la gente pasara de un lado a otro del río sin tener que mojarse y él, solamente creía en la hidroterapia, en la fuerza curativa que tiene el agua."
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