Author: Xabi Otero
•11:16 PM
 
Desde el momento en que el hombre, al interrogar la Naturaleza, no se limita a la observación, sino que genera fenómenos bajo determinadas condiciones, desde que recoge y registra los hechos para extender la investigación más allá de la corta duración de su existencia, la Filosofía de la Naturaleza se despoja de las formas vagas que desde su origen le caracteriza; adopta un carácter más serio, compulsa el valor de las observaciones, ya no adivina; combina y razona. Las afirmaciones dogmáticas de los siglos anteriores se conservan sólo en las creencias del pueblo y de las clases que, por su falta de ilustración, se aproximan a él, y se perpetúan sobre todo en algunas doctrinas que se cubren con una apariencia mística para ocultar su debilidad. Los lenguajes recargados de expresiones figuradas conservan los rasgos de estas primeras intuiciones. Un reducido número de símbolos, producto de una feliz inspiración en tiempos primitivos, es capaz de ir tomando poco a poco formas vagas, y, mejor interpretados, llegar a incorporarse incluso en el lenguaje científico.
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