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Extraído del libro: Temporal sobre el planeta. Estos fragmentos corresponden a los pensamientos de las tribuas indias americanas cuando el presidente Cleveland quería omprar sus últimas tierras en 1894:
"¿Cómo se puede vender o comprar el cielo, el calor de la tierra? Nos parece extraño. Si el frescor del aire y el murmullo de agua no nos pertenecen, ¿cómo podemos venderlos?"
"Para mi pueblo, no existe un trozo de esta tierra que no sea sagrado. Una aguja de pino que brilla, una arenosa orilla, una ligera neblina, todo es santo a los ojos y en la memoria de los miembros de mi pueblo. La savia que sube por el árbol lleva en sí la memoria de los pieles roja. Los muertos de los blancos se olvidan de su país natal cuando se van a las estrellas. Nuestros muertos no olvidan nunca aquella tierra tan hermosa, ya que es la madre de los pieles rojas. Formamos parte de ella, y ella de nosotros. Las flores que huelen tan bien son nuestras hermanas; los ciervos, los caballos, las grandes águilas son nuestros hermanos; las crestas rocosas, la humedad de las praderas, el calor del cuerpo de los poneys y el hombre pertenecen a la misma familia. Así, cuando el gran jefe blanco de Washington me manda a decir que quiere comprar nuestra tierra, nos pide mucho..."
"Los ríos son nuestros hermanos, apaciguan nuestra sed; estos mismos ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si vendemos nuestra tierra, tendréis que recordar todo esto y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y los vuestros, y que, por tanto, tendrán que tratarlos con el mismo amor que a sus hermanos. Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestra forma de ver. Para él, un pedazo de tierra es igual a cualquier otro, puesto que es un extraño que llega por la noche y saca de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga; después de todo esto, se va. Abandona la tumba de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su padre, el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender al igual que corderos o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra y no dejará más que un desierto."
"El aire es valioso para el piel roja, puesto que todas las cosas respiran del mismo modo. El animal, el árbol, el hombre, todos respiran del mismo modo. El hombre blanco no parece dar importancia al aire que respira. Como un moribundo, ya no reconoce los olores. Pero si le vendemos nuestra tierra, tiene que recordar que el aire es infinitamente más valioso y que el espíritu del aire es el mismo en todas las cosas vivientes. El viento que dio a nuestro antepasado su primer soplo recibe también su última mirada. Y si os vendemos nuestra tierra, tenéis que conservarla intacta y sagrada como un lugar donde el hombre pueda ir a percibir el sabor del viento y la dulzura de una pradera florida..."
"Yo soy un salvaje y no entiendo otra forma de vivir. He visto a millares de bisontes que se estaban pudriendo por la pradera, abandonados allí por el hombre blanco que los había matado desde un tren que pasaba. Yo soy un salvaje y no entiendo cómo ese caballo de hierro que humea puede ser más importante que el bisonte que nosotros matamos para las necesidades de nuestra vida. ¿Qué es un hombre sin los animales? Si todos los animales hubieran desaparecido, el hombre moriría en completa soledad, ya que lo que les ocurre a los animales, pronto le ocurre al hombre. todas las cosas están relacionadas entre sí"
"Tenéis que enseñar a vuestros hijos que la tierra bajo sus pies no es otra cosa que la ceniza de nuestros antepasados. De este modo, respetarán la tierra. Decídles también que la tierra se ha enriquecido con la vida de nuestro prójimo. Enseñad a vuestros hijos lo que hemos enseñado a los nuestros: que la tierra es nuestra madre, y que todo lo que le ocurre a la tierra, les ocurre a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en la tierra, escupen sobre ellos mismos. Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre, el hombre es quien pertenece a la tierra. Esto sabemos: todas las cosas están vinculadas entre sí como la sangre es el vínculo entre los miembros de una misma familia. Todas las cosas están vinculadas entre sí..."
"Pero, mientras nosotros perecemos, vosotros vais a brillar, iluminados por la fuerza del Dios que os ha conducido hasta esta tierra y que, con una finalidad específica, os ha permitido dominar al piel roja. Este destino resulta misterioso para nosotros. No entendemos por qué todos los bisontes caen en una enorme matanza, por qué se doman los caballos salvajes, ni por qué los lugares más secretos de los bosques rezuman el olor de los hombres, ni tampoco por qué la vista de las hermosas colinas queda limitada por los hilos que hablan. ¿Qué ha sido de las profundas malezas? Han desaparecido. ¿Qué ha sido de la gran águila? También ha desaparecido. Es el fin de la vida y el inicio de la supervivencia."
"¿Cómo se puede vender o comprar el cielo, el calor de la tierra? Nos parece extraño. Si el frescor del aire y el murmullo de agua no nos pertenecen, ¿cómo podemos venderlos?"
"Para mi pueblo, no existe un trozo de esta tierra que no sea sagrado. Una aguja de pino que brilla, una arenosa orilla, una ligera neblina, todo es santo a los ojos y en la memoria de los miembros de mi pueblo. La savia que sube por el árbol lleva en sí la memoria de los pieles roja. Los muertos de los blancos se olvidan de su país natal cuando se van a las estrellas. Nuestros muertos no olvidan nunca aquella tierra tan hermosa, ya que es la madre de los pieles rojas. Formamos parte de ella, y ella de nosotros. Las flores que huelen tan bien son nuestras hermanas; los ciervos, los caballos, las grandes águilas son nuestros hermanos; las crestas rocosas, la humedad de las praderas, el calor del cuerpo de los poneys y el hombre pertenecen a la misma familia. Así, cuando el gran jefe blanco de Washington me manda a decir que quiere comprar nuestra tierra, nos pide mucho..."
"Los ríos son nuestros hermanos, apaciguan nuestra sed; estos mismos ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si vendemos nuestra tierra, tendréis que recordar todo esto y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y los vuestros, y que, por tanto, tendrán que tratarlos con el mismo amor que a sus hermanos. Sabemos que el hombre blanco no entiende nuestra forma de ver. Para él, un pedazo de tierra es igual a cualquier otro, puesto que es un extraño que llega por la noche y saca de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga; después de todo esto, se va. Abandona la tumba de su padre y los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su padre, el cielo, como cosas que se pueden comprar, saquear y vender al igual que corderos o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra y no dejará más que un desierto."
"El aire es valioso para el piel roja, puesto que todas las cosas respiran del mismo modo. El animal, el árbol, el hombre, todos respiran del mismo modo. El hombre blanco no parece dar importancia al aire que respira. Como un moribundo, ya no reconoce los olores. Pero si le vendemos nuestra tierra, tiene que recordar que el aire es infinitamente más valioso y que el espíritu del aire es el mismo en todas las cosas vivientes. El viento que dio a nuestro antepasado su primer soplo recibe también su última mirada. Y si os vendemos nuestra tierra, tenéis que conservarla intacta y sagrada como un lugar donde el hombre pueda ir a percibir el sabor del viento y la dulzura de una pradera florida..."
"Yo soy un salvaje y no entiendo otra forma de vivir. He visto a millares de bisontes que se estaban pudriendo por la pradera, abandonados allí por el hombre blanco que los había matado desde un tren que pasaba. Yo soy un salvaje y no entiendo cómo ese caballo de hierro que humea puede ser más importante que el bisonte que nosotros matamos para las necesidades de nuestra vida. ¿Qué es un hombre sin los animales? Si todos los animales hubieran desaparecido, el hombre moriría en completa soledad, ya que lo que les ocurre a los animales, pronto le ocurre al hombre. todas las cosas están relacionadas entre sí"
"Tenéis que enseñar a vuestros hijos que la tierra bajo sus pies no es otra cosa que la ceniza de nuestros antepasados. De este modo, respetarán la tierra. Decídles también que la tierra se ha enriquecido con la vida de nuestro prójimo. Enseñad a vuestros hijos lo que hemos enseñado a los nuestros: que la tierra es nuestra madre, y que todo lo que le ocurre a la tierra, les ocurre a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en la tierra, escupen sobre ellos mismos. Esto sabemos: la tierra no pertenece al hombre, el hombre es quien pertenece a la tierra. Esto sabemos: todas las cosas están vinculadas entre sí como la sangre es el vínculo entre los miembros de una misma familia. Todas las cosas están vinculadas entre sí..."
"Pero, mientras nosotros perecemos, vosotros vais a brillar, iluminados por la fuerza del Dios que os ha conducido hasta esta tierra y que, con una finalidad específica, os ha permitido dominar al piel roja. Este destino resulta misterioso para nosotros. No entendemos por qué todos los bisontes caen en una enorme matanza, por qué se doman los caballos salvajes, ni por qué los lugares más secretos de los bosques rezuman el olor de los hombres, ni tampoco por qué la vista de las hermosas colinas queda limitada por los hilos que hablan. ¿Qué ha sido de las profundas malezas? Han desaparecido. ¿Qué ha sido de la gran águila? También ha desaparecido. Es el fin de la vida y el inicio de la supervivencia."
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