Author: Xabi Otero
•11:55 AM
Cambiamos totalmente de estilo... a un estilo un tanto difícil de definir... Por crear su propio estilo y hacer canciones muy originales, hoy este blog les deja un hueco para que los veais ;)

Oh baby dont you know I suffer?
Oh baby can you hear me moan?
You caught me under false pretences
How long before you let me go?

You set my soul alight
You set my soul alight

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the 'supermassive'

I thought I was a fool for no-one
Oh baby I'm a fool for you
You're the queen of the superficial
And how long before you tell the truth

You set my soul alight
You set my soul alight

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the 'supermassive'

Supermassive black hole
Supermassive black hole
Supermassive black hole

Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive

Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive

(You set my soul alight)
Glaciers melting in the dead of night
And the superstars sucked into the supermassive

Supermassive black hole
Supermassive black hole
Supermassive black hole


Author: Xabi Otero
•1:58 AM
El dios del río Eridano, en cuyas aguas fue a caer Fetonte, se convirtió en una constelación celeste. Cicno era un amigo de Fetonte que también acabó transformado en constelación. Lloró y lamentó la muerte de su amigo hasta que en su piel brotaron plumas y sus pies se tornaron palmeados; en el rostro le creció un pico; el cuello se le alargó y se le curvó con gran elegancia, y sus brazos se transformaron en sendas alas blancas. Fue de este modo como apareció el primer cisne de la historia y, dado que odiaba las llamas que habían matado a su amigo Fetonte, optó por vivir en los ríos y sumerger con frecuencia la cabeza en el agua, a resguardo del sol.

Author: Xabi Otero
•12:50 PM
Fetonte era hijo de Apolo y Clímene, pero nació dos meses después de que el dios del sol abandonara a su madre. Fetonte alardeaba de ser hijo de un dios, pero nadie le creía. "Nadie sabe quién es tu padre -le decían-, pero si realmente es un dios, sin duda te dará alguna prueba de ello, y podrás ocupar el puesto que te corresponde por derecho en el Olimpo, junto con el resto de los dioses". Todo el mundo se mofaba de la idea, hasta que Fetonte no pudo soportar sus burlas por más tiempo.

Corrió a casa y suplicó a su madre que le proporcionara alguna prueba que demostrara que era hijo del dios del sol, y ella le juró por su honor que le había dicho la verdad. "Si no me crees -insistió-, puedes ir al límite del mundo, por donde el carro del sol aparece todas las mañanas. Allí es donde se erige el palacio de Apolo, y de este modo podrás preguntarle a él mismo si es tu padre."

Fetonte partió inmediatamente y en pocos días llegó al palacio del sol, brillante y resplandeciente por el abundante oro y marfil. Allí, glorioso, vio sentado a Apolo, entre las Estaciones y las Horas, entre los Días y los Meses y los Años. Apolo reparó en el joven apostado en el umbral y lo reconoció. "eres bienvenido, mi querido hijo", dijo el dios, pero sus palabras no fueron suficientes para satisfacer a Fetonte. Éste pidió una prueba más clara de que en verdad era hijo de Apolo, una prueba que convenciera a todos cuantos se reían de él y a los que dudarían a su regreso.

Apolo prometió conceder cualquier petición que ayudara a Fetonte a demostrar sus orígenes. Lo prometió por las aguas del Estigia, y ése es un juramento que ni los dioses ni los hombres pueden romper. En cuanto oyó el juramento sagrado, Fetonte le pidió que le dejara conducir el carro del sol por los cielos un solo día, de la mañana a la tarde. La petición de Fetonte horrorizó a Apolo, pues los caballos del sol no tolerarían otras manos a las riendas que no fueran las suyas, ni tan siquiera las poderosas manos del padre Zeus. Sólo el mismísimo dios del sol podía manejar su carro, y en ocasiones incluso a él le aterraba la altitud del mediodía, y también cómo de vez en cuando los caballos estaban a punto de volcar el carro por la premura de llegar a casa al anochecer. El padre suplicó con insistencia a su hijo que le pidiera otra cosa, que eligiera entre todos los tesoros del mundo el que más le gustara, pues le concedería cualquier cosa que pidiera, fuera lo que fuese.

Pero Fetonte era inflexible. Estaba enardecido ante la perspectiva de conducir el carro del sol e impaciente por hacerlo. El alba empezaba a despuntar en el cielo con sus destellos rosados y las estrellas de la noche se desvanecían. Los caballos arrancaron de golpe, pero Fetonte no consiguió guiarles por el trayecto correcto. ¡Qué lejos parecía estar en ese momento el camino que los caballos debían estar cubriendo, hacia el atardecer y la noche! Mientras las riendas resbalaban de sus dedos, el sol zigzagueaba en el cielo, unas veces diminuto y tenue, de tanto como se alejaba, otras abrasador y peligrosamente próximo a la Tierra. El joven miró hacia abajo, presa del pánico, deseando estar de vuelta en tierra firme. De pronto, vio los bosques en llamas, luego las ciudades, en llamas hasta que el mundo entero parecía arder.

Ése fue el momento en que la piel de los etíopes se oscrureció, para evitar que el sol los quemara vivos, y los desiertos se extendieron por el norte de África. La tierra se resquebrajó hasta los abismos del Tártaro, donde Hades y Perséfone, poco habituados a la luz, entornaron los ojos ante el fulgor del mediodía. Los mares empezaron a hervir con frenesí, y Posidón y Gea apelaron a la ayuda de Zeus para que los rescatara. La vida en la tierra corría el riesgo de quedar arrasada por completo, y los gritos de todas las ninfas y los sátiros, de todos los dioses de los ríos y los seres humanos llegaron al Olimpo, para suplicar al rey de los dioses que los salvara de la locura del sol.

Zeus lanzó un rayo al cielo en dirección al raudo carro y alcanzó con él a su conductor, quien ardió y cayó al suelo. El carro estaba maltrecho y los caballos galoparon aterrados de regreso a los establos, dejando tras de sí una estela de fuego. Fetonte cayó como una estrella fugaz en las aguas del río Eridano, y las ninfas de Italia encontraron su cuerpo abrasado. Y allí, en Italia, está enterrado, lejos de su Argos natal.

Su madre y sus hermanas, las Héladas, hijas del sol, encontraron su sepulcro y lloraron por él sin descanso durante cuatro días y cuatro noches. Finalmente, los cuerpos de las jóvenes empezaron a transformarse en trémulos álamos. Clímene trató de detener la metamorfosis, tirando de las ramas y arrancando la corteza de los troncos. Los árboles lloraron savia, que se secó al sol para convertirse en ámbar. De este modo se dice que se originó el ámbar: son las lágrimas derramadas por los hijos del sol.
Author: Xabi Otero
•1:12 PM
Apolo era hijo de Zeus y Leto, y uno de los 12 dioses que vivían en el monte Olimpo. En numerosos mitos, es el dios del sol, pero existe otro dios griego del sol, Helio, así como el titán del sol, Hiperión (que perdió los poderes cuando Zeus se erigió en el rey de los dioses). Apolo dio muestra de sus poderes por primera vez cuando contaba tan sólo cuatro días de vida. Uno de los hijos de la Madre Tierra era la gran serpiente Pitón, tan grande como la ladera de una colina. Pitón era la serpiente que había hostigado a Leto cuando ésta intentaba encontrar un lugar donde dar a luz a Apolo y a su hermana Ártemis. El bebé Apolo solicitó armas para vengar el trato profesado a su madre y Hefesto le entregó un arco y flechas.

Apolo venció a la serpiente en el monte Parnaso, disparando un millar de sus nuevas flechas hasta que la serpiente perdió todo el veneno a través de un millar de heridas. Después de aquello, Apolo estableció un festival de juegos atléticos llamados Juegos Pitios, nombre derivado de la serpiente, para que jamás se olvidara la victoria. Todos los atletas que triunfaban en estos juegos (bien en lucha, bien en carrera pedestre o bien en la conducción de carros) recibían a modo de premio una corona de hojas de roble o de haya. En fechas posteriores de la historia griega y romana, los vencedores recibían coronas de laurel, y la historia de Apolo y Dafne explica cómo el árbol de laurel (Daphne en griego) empezó a existir:

Al igual que la mayoría de historias de amor, la de Apolo y Dafne da comienzo con el dios del amor, Eros. Eros poseía arco y flechas propias, pero quería probar el arco de Apolo, mucho más grande. Apenas había conseguido tensarlo estaba dispuesto a disparar una flecha, cuando Apolo lo detuvo y le preguntó: "¿Qué utilidad tiene el arco de un guerrero para ti? Tu cometido es utilizar tus delicados arco y flechas para herir el corazón, mientras que el gran arco me pertenece y con él cazo a mis enemigos, como la enorme serpiente Pitón, a la que maté aunque era tan larga como la ladera de una colina. Limítate a tu competencia, Eros, y no te inmiscuyas en la mía". Fue un comentario impetuoso. Eros decidió mostrar a Apolo quién era el maestro; se elevó en el aire y disparó dos flechas. Una hirió a Dafne, una ninfa del bosque, hija del dios del río Peneo, y la otra fue a parar al corazón de Apolo. Pero no eran las dos flechas de amor. Apolo ardía en deseo por Dafne, pero ella había recibido una flecha de punta roma, es decir, la clase de flecha que impide al corazón amar.

Dafne decidió en ese momento que no quería tener nada que ver con hombres ni dioses, con el deseo sexual ni con el matrimonio. Apolo empleó todas sus artes para cortejarla, pero ella huía cada vez que lo veía. En un principio, Apolo fingió ser un hombre mortal, y después se reveló como dios de la sabiduría oracular, dios de la música, dios del sol y dios de la medicina. Nada de lo que dijera cambiaba las cosas. Dafne seguía huyendo, y a Apolo ya no se le ocurrió mejor táctica que correr tras de ella. A la joven la espoleaba el miedo y a él, el deseo. Ambos suigieron corriendo, hasta que la ninfa empezó a percibir el aliento agitado de Apolo, que ya se encontraba a un paso, y a sentir un terrible agotamiento.

En ese momento, corría colina abajo, hacia el río Peneo, y gritó: "¡Padre, ayúdame! Si tienes algún poder como dios de un río, empléalo ahora para salvarme de Apolo. Él ama mi belleza, dice. Padre, ¡destruye mi cuerpo y sálvame para siempre!" Entonces se detuvo, incapaz de dar un paso más. Sus pies se hundieron en la tierra húmeda de la orilla. Su cuerpo empezó a menguar y sobre su piel se formó una corteza. Sus brazos se convirtieron en ramas, sus dedos, en hojas, se había transformado en un laurel.

Apolo jamás olvidaría a la ninfa, y prometió que siempre llevaría una corona hecha con hojas de laurel. A todos los atletas que vencieran en los juegos se les entregaría también una corona de laurel en memoria de Dafne, y también sería el mismo premio para el mejor poeta.
Author: Xabi Otero
•10:29 PM
Este ha sido el último libro que he leído. No os sorprenderá su aparición por aquí, porque ya he puesto en varias ocasiones fragmentos de este libro.

La verdad es que poco más puedo añadir una vez acabado. Para mí es de los mejores libros que he leído nunca, porque mezcla la intriga de resolver un misterio con la perspectiva del mundo desde los ojos de un niño que tiene necesidades educativas especiales. Tiene partes que son preciosas, porque entiendes que esta clase de niños tienen muchos problemas para desenvolverse en la sociedad, y no son nada fáciles de educar. También me gusta mucho la forma del protagonista de analizar muchas cosas de nuestra vida cotidiana que nunca nos paramos a analizar.

En definitiva, un libro que recomiendo claramente a todo el mundo, y claro está, mejor en versión original, que en este caso sería en inglés ;)
Author: Xabi Otero
•1:34 PM
Temazo el que pongo hoy en el blog. Queen, un grupo que ha dejado una gran huella en la historia, por diversos motivos. Hoy os dejo con mi canción preferida de este grupo, una canción con una armonía buenísima y muy trabajada, que tiene numerosos cambios que están muy bien enlazados entre sí.

Is this the real life?
Is this just fantasy?
Caught in a landslide,
No escape from reality.
Open your eyes,
Look up to the skies and see,
I'm just a poor boy,
I need no sympathy,
Because I'm easy come, easy go,
Little high, little low,
Any way the wind blows doesn't really matter to me, to me.
Mama, just killed a man,
Put a gun against his head,
pulled my trigger, now he's dead.
Mama, life had just begun,
But now I've gone and thrown it all away.
Mama, ooh,
Didn't mean to make you cry,
If I'm not back again this time tomorrow,
Carry on, carry on as if nothing really matters.
Too late, my time has come,
Sends shivers down my spine,
body's aching all the time.
Goodbye, ev'rybody, I've got to go,
Gotta leave you all behind and face the truth.
Mama, ooh,
I don't want to die,
I sometimes wish I'd never been born at all.
I see a little silhouetto of a man,
Scaramouche, Scaramouche, will you do the Fandango.
Thunderbolt and lightning, very, very fright'ning me.
(Galileo.) Galileo.
(Galileo.) Galileo,
Galileo figaro Magnifico.
I'm just a poor boy and nobody loves me.
He's just a poor boy from a poor family,
Spare him his life from this monstrosity.
Easy come, easy go, will you let me go.
Bismillah!
No, we will not let you go. (Let him go!)
Bismillah!
We will not let you go. (Let him go!)
Bismillah!
We will not let you go. (Let me go.)
Will not let you go. (Let me go.)
Will not let you go. (Let me go.)
Ah. No, no, no, no, no, no, no.
(Oh mama mia, mama mia.) Mama mia, let me go.
Beelzebub has a devil put aside for me, for me, for me.
So you think you can stone me and spit in my eye.
So you think you can love me and leave me to die.
Oh, baby, can't do this to me, baby,
Just gotta get out, just gotta get right outta here.
Nothing really matters,
Anyone can see,
Nothing really matters,
Nothing really matters to me.
Any way the wind blows.


Author: Xabi Otero
•8:51 PM
Ayer fue día de rememoración histórica en San Sebastián. Y es que ese mismo día (31 de agosto) en el año 1813, tuvo lugar un acontecimiento histórico muy importante en la historia de Donostia.

Como todos sabéis, en 1813 se estaba dando fin a la guerra de la Independencia, durante la cual los españoles expulsaron a los franceses de su territorio. Una vez llegaron al norte, en San Sebastián, ocurrió lo siguiente:

Después de varios días de intenso bombardeo, en que se logra un mayor ensanchamiento de la brecha abierta en un primer asalto sin éxito el 25 de Julio, asalta la ciudad una columna de voluntarios (llamados "Los desesperados") que al llegar a lo alto de la brecha se encuentran con la sorpresa de que están a 4 m. de altura sobre el suelo de la ciudad. Las tropas francesas aprovechan este desconcierto para acribillarlos.

Al final, los españoles, con ayuda de tropas inglesas consiguen que las tropas francesas abandonen la ciudad, pero un incendio fortuito asola Donostia por completo. Solamente se salvaron la calle de la Trinidad y dos conventos (San Vicente y Santa María).

Este suceso se refleja en varios aspectos de San Sebastián actualmente. Por ejemplo, a partir del 1813 la calle de la Trinidad pasó a denominarse 31 de agosto, nombre que aún hoy en día conserva. También el mercado de la Bretxa tomó su nombre debido a que en ese lugar fue donde se abrió aquella brecha de la que antes he hablado. Por otro lado, en el monte Urgull, situado en Donostia, se encuentra el cementerio de los ingleses, en agradecimiento a las tropas inglesas que ayudaron a expulsar a los franceses. Sin embargo, hay otra versión del hecho según la cual los ingleses querían abordar San Sebastián y fueron los franceses los que intentaron que no se quemara la ciudad.