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Podemos explorar profundamente en el pasado y descubrir la creación de la Tierra. Cuando los protoplanetas giraban alrededor del Sol, extrajeron de la nebulosa solar grandes cantidades de materia, posiblemente restos de una supernova próxima que explotó. Cuando la Tierra llegó a ser más grande, empezó a fundirse desde el interior debido al extremo calor generado por elementos radiactivos y por el calor de fricción procedente del bombardeo de meteoritos. De repente, procedente del espacio profundo llegó un golpe tangencial. Cuando el asteroide rebotó hacia el espacio, absorbió un chorro de roca fundida que se enfrió, formándose la Luna. Con el tiempo, la tierra se enfrió y formó una costra, y diluvio tras diluvio se fueran llenando las depresiones con agua, que se desbordó y mezcló en un solo océano que cubrió todo el planeta. Al principio sólo aparecieron diminutas porciones de tierra, vagando libremente sobre un mar de magma fundido. Estas porciones se fueron uniendo entre sí y crecieron continuamente formando un gran supercontinente, llamado Pangea.
Las primeras tormentas fueron mucha más violentas que las actuales y responsables de crear la vida. Rayos extraordinarios proporcionaron la chispa de vida al combinar los elementos químicos adecuados en el orden preciso. El agua de lluvia, lavando la tierra, desembocó en el océano, llevando con ella cadenas de carbono de todas las clases. La atracción de la Luna dio lugar a las mareas que subieron y bajaron sobre las costas. Enterrado en las marismas había un grupo extraño de moléculas que tenían la capacidad de duplicarse por sí mismas, aprovechándose de la energía almacenada en el lodo por las sucesivas mareas. Pronto los mares estuvieron rebosantes de organismos unicelulares, que lentamente evolucionaron en formas más complejas de vida. La vida sobre la tierra firme sólo fue posible después de que se formase una tenue capa de ozono en la atmósfera superior como protección contra los mortíferos rayos ultravioleta procedentes del Sol.
Los propios continentes se separan del Pangea y derivan por separado. Esta redistribución de la masa de tierra firme cambió espectacularmente el clima del mundo, y los períodos glaciares vinieron y se fueron casi de un modo regular. Cada período glaciar importante coincidió, poco más o menos, con la extinción de gran cantidad de especies. Quizá el período glaciar más grande tuvo lugar hacer aproximadamente 200 millones de años y mató al 95 % de toda la vida sobre la Tierra. Algo sumamente catastrófico tuvo que suceder en el mundo para ocasionar tal desastre.
Una explicación para la extinción de los dinosaurios y de las tres cuartas partes de otras especies hace 95 millones de años es que la Tierra fue bombardeada por un importante meteorito que lanzó enormes cantidades de polvo a la atmósfera y enfrió el planeta. El último período glaciar importante comenzó hace casi 100.000 años y terminó hace sólo 10.000. A continuación de la retirada de los hielos hacia el norte, nuestros antepasados, los Cromagnon, se establecieron en territorios que ya habían ocupado los Neandertales, una rama primitiva de Homo sapiens. Se suele insinuar que el Cromagnon era un asesino nato y masacró a sus achaparrados primos hasta que se extinguieron. Actualmente la humanidad parece que está de nuevo al borde de la extinción, teniendo a su disposición poderosas armas que pueden producir una tormenta sumamente más destructiva que las que puedan tener su origen en la naturaleza.
Fuente: "Las tormentas: de las antiguas creencias a la moderna meteorología", de Jon Erickson.
Las primeras tormentas fueron mucha más violentas que las actuales y responsables de crear la vida. Rayos extraordinarios proporcionaron la chispa de vida al combinar los elementos químicos adecuados en el orden preciso. El agua de lluvia, lavando la tierra, desembocó en el océano, llevando con ella cadenas de carbono de todas las clases. La atracción de la Luna dio lugar a las mareas que subieron y bajaron sobre las costas. Enterrado en las marismas había un grupo extraño de moléculas que tenían la capacidad de duplicarse por sí mismas, aprovechándose de la energía almacenada en el lodo por las sucesivas mareas. Pronto los mares estuvieron rebosantes de organismos unicelulares, que lentamente evolucionaron en formas más complejas de vida. La vida sobre la tierra firme sólo fue posible después de que se formase una tenue capa de ozono en la atmósfera superior como protección contra los mortíferos rayos ultravioleta procedentes del Sol.
Los propios continentes se separan del Pangea y derivan por separado. Esta redistribución de la masa de tierra firme cambió espectacularmente el clima del mundo, y los períodos glaciares vinieron y se fueron casi de un modo regular. Cada período glaciar importante coincidió, poco más o menos, con la extinción de gran cantidad de especies. Quizá el período glaciar más grande tuvo lugar hacer aproximadamente 200 millones de años y mató al 95 % de toda la vida sobre la Tierra. Algo sumamente catastrófico tuvo que suceder en el mundo para ocasionar tal desastre.
Una explicación para la extinción de los dinosaurios y de las tres cuartas partes de otras especies hace 95 millones de años es que la Tierra fue bombardeada por un importante meteorito que lanzó enormes cantidades de polvo a la atmósfera y enfrió el planeta. El último período glaciar importante comenzó hace casi 100.000 años y terminó hace sólo 10.000. A continuación de la retirada de los hielos hacia el norte, nuestros antepasados, los Cromagnon, se establecieron en territorios que ya habían ocupado los Neandertales, una rama primitiva de Homo sapiens. Se suele insinuar que el Cromagnon era un asesino nato y masacró a sus achaparrados primos hasta que se extinguieron. Actualmente la humanidad parece que está de nuevo al borde de la extinción, teniendo a su disposición poderosas armas que pueden producir una tormenta sumamente más destructiva que las que puedan tener su origen en la naturaleza.
Fuente: "Las tormentas: de las antiguas creencias a la moderna meteorología", de Jon Erickson.